viernes, 8 de febrero de 2013

KILLER OBSECION´S part 1

Una tarde de lluvia en la que se encontraba sola como de costumbre, en su celda orando por las almas de su familia muerta, una lagrima corrió por su mejilla, tristes recuerdo comenzaban a invadirla, su corazón latía rápidamente y sus ojos a tornarse melancólicos, su alma se podía observar a través de ellos, el rosario cayó, la madre superiora entro en ese instante, la miro lascivamente su desprecio no podía ocultarlo, el deseo de sus carnes magras menos, tomándola por un costado levantándole la sotana, acariciando sus muslos lentamente, mientras la mirada de la joven se tornaba temerosa, la chica retrocedió empujando a la repugnante y vieja mujer, el solo verla le provocaba asco. -si eres tan pura, entrégate a mí en nombre del señor, vamos Diana que esto no es pecado- sus dientes grises y su boca fétida susurraban estas palabras llenas de perversión y lujuria. con la mirada la desnudaba imaginando los actos que planeaba para mancillarla, en ese instante, entro Mayte con una soga en las manos la cual tenía pensado utilizar en una campana para la entrada del convento, dando fin al capítulo de perversión y humillación de Diana, sin decir nada la madre superiora sale de la celda aventando a Mayte al piso, joven con tendencias lésbicas y enamorada de Diana en silencio, por lo cual  siempre la protegía y entregaba su cuerpo a la superiora a cambio de dejarla en paz. Sabia que esto no sería para siempre pues la castidad de su amiga era un manjar que más de uno en ese convento deseaba, mas tarde en el comedor un cardenal invitado a la cena, para lo cual  se había preparado platillos exquisitos acompañados de un vino de muy buena cosecha, la miraba atónito por su belleza y encantos maquilando las cosas que le haría de poder poseer su cuerpo, se acercó silenciosamente la madre superiora y susurrando a su oído palabras que de haberlas escuchado Diana hubiera preferido la muerte,  las oraciones emanaban de las bocas de aquellas jóvenes que estaban a punto de ingerir sus alimentos, dando comienzo al festín, en un claustro de la cuidad de la Nueva España... 

Corría el año de 1866, en la mesa posaban platones con faisán, cerdo asado en viejos hornos de barro, copas llenas de vino y así  mismo las golosinas mas deliciosas de la zona, toda una fiesta santa alusiva al onomástico del invitado, durante más de 1 hora la joven fue observada por ambos personajes cada uno ideando como someterla a su completo placer, Mayte observaba desde lejos la mirada de aquellos, vaticinando sus bajas intenciones. 
 Una vez terminada la cena, el cardenal es invitado a pasear por los jardines del lugar los cuales gozan de la fama de ser los más hermosos de la región, ambos clérigos vagan por las altas paredes de enredaderas, -al ver que no hay ojos que los vigilen-, toman otro rumbo dirigiéndose a los sótanos donde reina el olor a muerte  y putrefacción el cual los excitaba haciendo salir sus bestias sexuales, al fondo de este lugar hay un viejo y gran camastro donde suaves sabanas de seda los esperan, siendo alumbrado por enormes sirios  así como la imagen de un Cristo que pende de una de las paredes, si pensarlo dos veces el hombre toma a la mujer por detrás tocando sus carnes ya viejas y colgadas acariciándolas frenéticamente la mujer llena de excitación se voltea para levantar la sotana y bajar las bragas, acariciando su flácido miembro el cual  con cierta dificultad comenzaba a erguirse, su boca deseosa de acariciarlo; lamerlo juguetonamente  terminando con recias mordidas y succiones frenéticas que a cualquiera le provocarían un orgasmo casi instantáneo en ese momento el hombre la levanta arrojándola a la cama para arrebatarle sus ropajes dejándola solo vestida con su  viejo rosario regalo de su madre, acariciando sus pechos secos y ya sin vida, lamiendo su piel y bajando por su vientre cálido y tenso, de su entre pierna emana el olor de la excitación, su lengua recorre el lánguido rincón de la mujer que no hacía más que gemir, convulsionando cada vez mas de placer implorándole no detenerse  mientras los jugos de su cuerpo salían por su vagina para llegar a lo más profundo de su garganta, jugueteando con su clítoris semejante a una pasa, ya consumida la mitad de los cirios ambos seres se disponen  a terminar el acto con la penetración, dando la estocada final sin compasión ni piedad haciendo un rito de dolor y placer sus cuerpos llenos de sudor descansan en la cama...... Aaaaaaaaaa!!! en una habitación contigua se escucha el grito de una joven de no más de 17 años la cual esta pariendo un bastardo hijo de aquel hombre, al ver que está sano la partera lo enreda en un lienzo sucio y oxidado para después arrojarlo a los perros hambrientos, 6 monjas mas se encuentran en la habitación hincadas y orando por el alma de aquel desafortunado ser, la niña llora la pérdida de su bebe mientras se desangra lentamente pues sufre una laceración la cual le provoca un derrame violento, la vieja comadrona sin importarle su vida se marcha dejándola ahí en la mesa de piedra llena de sangre y trapos húmedos, gritando e implorando no por su vida si no por la de su primogénito, que ya ah muerto siendo comida de los cánidos, mientras los latidos de su corazón declinan lentamente como declina la noche así mismo los gritos de dolor se van apagando como los cirios del cuarto contiguo. Pasan las 12 de la noche cuando ambos clérigos se dirigen por separado a su habitación, Diana es mandada a sacar unas botellas de vino a la cava que se encuentra a unos pasos de los calabozo usados por la inquisición 3 años atrás, tomando las botellas en sus brazos, ve que una sombra se acerca para propinarle un fuerte golpe,  dejándola  inconsciente durante cerca de 1 hora para despertar atada en el potro, desnuda, solo una sabana cubre uno de sus senos y la entre pierna sus ojos vendados hacen aun mas traumático el momento, -grita desesperada pidiendo clemencia y libertad-, pero solo oye risas de mujeres y hombres, un liquido frio le toca el cuerpo el olor delata su origen es el vino por el cual había sido enviada, varias lenguas le rozan su abdomen, mientras que manos acarician sus muslos, sus senos son mordidos por 2 bocas ella grita llena de pánico y dolor pero nadie acude a su ayuda, el tiempo transcurre lentamente haciendo los minutos eternos para la víctima, siente como alguien introduce su mano en la zona a un virgen de su ser, que le lastima con uñas largas y filosas hacienda sangrar para después sentir una boca que bebe de esta en una forma bestial de repente se escucha la voz de un hombre hablando una lengua que al parecer es griego, y todos los seres que la mancillan callan sus risas y se apartan de ella, el silencio la deja muda no sabe que le harán, en ese instante siente como un cuerpo pesado y grasiento se posa sobre su delicado cuerpo que mientras muerde sus senos introduce su miembro erecto sin compasión alguna lastimándola, aun mas que las manos, arrancándole un gemido de dolor y  lagrimas de sus ojos, con movimientos brutales se provoca un orgasmo sintiendo ella quemarse por dentro, deseando morir implorando a su señor que la salve, solo para darse cuenta de que aquel a quien sirvió y creyó nunca llegara, durante más de 3 horas su cuerpo es poseído y masacrado de sus senos emana sangre de la misma manera su ano y vagina, colmados los instintos de sus agresores, es dejada ahí como un perro moribundo, escuchando como todos se alejan dejándola atada y bañada en sangre, las horas pasan, solo rezar es su consuelo, por su cabeza cruzan ideas de venganza y muerte, deja de rezar para maldecir a quien un día sirvió y no la ayudo, grita con desesperación para darse cuenta de que nadie la escucha, las velas casi se termina y la luz ya no es suficiente, escucha como alguien se acerca a ella...- por favor ya  no me lastimen- susurra levemente, ya su voz es muy débil para poder suplicar, siente como unas manos la desatan y un calor amable cubre su cuerpo cauterizando las heridas, al quitarse las vendas ve el rostro más delicado y fino que haya visto antes, creyendo que es un ángel. -eh venido a ayudarte Diana soy emisario de tu dios- las lagrimas nuevamente bañan sus mejillas, abrazando a aquel que cree que es su salvador. Extendiéndole la mano ayuda a bajarla de potro los dolores de su cuerpo han desaparecido y un manto de terciopelo rojo cubre su cuerpo desnudo... levantándola entre sus brazos ella cierra los ojos para desvanecerse en un sueño muy profundo

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